INTRODUCION SOBRE LOS SIETE PRINCIPIOS

Todo Siervo debe aplicar en su vida los principios bíblicos. El entendimiento o comprensión de los mismos nos ayudará a ser sólidos, en todos los ambientes en los cuales nos desarrollemos. No son aplicables únicamente a los Líderes de la Iglesia, es para todo discípulo de Jesús. A continuación está la exposición de estos principios. Aunque Ministerios Verbo les llama de una forma, sabemos que otros ministerios o Iglesias los nombran de otra manera. Carlos Velásquez, anciano de Ministerios Verbo, reconocido como Maestro (de acuerdo a Efesios 4:11) ha escrito el libro “Viviendo por Principios”. A continuación exponemos una breve enseñanza de los siete principios. Recuerda que es la conducta normal que un discípulo de Cristo debe mantener y experimentar en su caminar para dar a conocer el Reino de Dios.

¿QUE ES UN PRINCIPIO?

Una forma sencilla de ponerlo será la siguiente manera: “Es la causa, fuente u origen de cualquier cosa. Aquello de lo que algo procede”. En el aspecto de las plantas podríamos decir que la semilla hace la función del principio, pues en ella se encuentran todos los datos, características y elementos que luego se evidenciaran en las plantas. Al hablar del ser humano, limitándolo a su aspecto físico materias, vemos en los genes la misma función de la semilla pero en el aspecto y desarrollo de nuestra vida, los principios que aplicamos se manifiestan como nuestras convicciones, ideas o creencias. De allí que una persona que viva por principios manifestará convicciones Bíblicas, no sólo personales. Otra característica de los principios, es que tienen aplicación en todo ámbito o clase de relación y función. Eso implica que se pueden ver o enfatizar diferentes aspectos del mismo principio, pero su naturaleza o características será la misma.

Regresando al ejemplo de la semilla, su función y potencial es lo mismo en todas las semillas, pero unas manifiestan mejor fruto dependiendo de circunstancias externas tales como clase de tierra, clima, cuidado de las plantas, etc.; también, aunque se pensara que es porque son diferentes, manifiestan otros colores y formas, pero el punto aquí explicado es el de que es el mismo principio, proceso o ley natural el que toda semilla representa, sin importar la forma, frecuencia y uso que de su producto se pueda dar o tener.

Al referirnos a conducta normal del discípulo en el Reino de Dios, estamos hablando de los principios bíblicos que desde su inicio han sido el entendimiento de los líderes y miembros de la iglesia para expresar su fe y relación los unos con los otros en una forma práctica. No son las doctrinas fundamentales que se encuentran en Hebreos 6, ni pretenden ser “la declaración de fe” de una iglesia, sino que, valga la redundancia, la forma práctica de manifestar el entendimiento que se tiene de los privilegios y responsabilidades de ser miembro de una iglesia local, y a la vez, de una familia de iglesias extra locales e internacionales.

Estos principios no son exclusivos o propiedad de algún ministerio o denominación particular, pues por el solo hecho de ser principios bíblicos, deben ser practicados por todo cristiano en todas partes del mundo sólo que respetando la individualidad y particularidad de las circunstancias en que cada uno se encuentre la expresión varía. Otro aspecto que conviene mencionar es que el nombre por el cual estos principios son llamados también varía de acuerdo a la expresión que cada grupo u organización le aplique.

 

LOS SIETE PRINCIPIOS SON LOS SIGUIENTES

  1. PROPÓSITO Y VISION
  2. ORDEN DE GOBIERNO
  3. IDENTIDAD ESPIRITUAL
  4. PACTO Y COMPROMISO
  5. MULTITUD DE CONSEJO
  6. TRANSPARENCIA
  7. ENTRENANDO EL ALMA

Quizá convenga hacer una declaración, a manera de ejemplo, de cómo vemos estos principios interrelacionarse y complementarse para expresar un pensamiento completo del plan de Dios. Básicamente comenzamos con el entendimiento de que Dios tiene un PROPÓSITO eterno para toda su creación, especialmente para los hombres, y los distintos ingredientes para alcanzarlo los interpretaremos como la VISIÓN que Dios nos da. Inmediatamente nos percatamos de que todo lo que Dios hace lo hace ordenadamente, por lo que vemos leyes, ordenanzas y preceptos que gobiernan toda la creación de Dios, de allí que buscamos entender el ORDEN DE GOBIERNO DE DIOS para que, sujetándose a él, funcionemos armoniosamente los unos con los otros.

 

Definitivamente, como resultado de entender ese propósito y que hay un orden para su desarrollo, nos surge la pregunta ¿quién soy yo y como encajo en ese propósito y su orden de gobierno?, de allí que el siguiente paso es descubrir nuestra IDENTIDAD ESPIRITUAL para entender nuestra función en ese plan. Este paso lleva consigo el consecuente resultado de que así como yo soy alguien específico y tengo un rol también específico, las demás personas también lo son y tienen, de allí que para poder cumplir mi función dependo, en parte, de la función de otros y otros de la mía, lo cual nos lleva a entender que hay un PACTO Y COMPROMISO entre todos aquellos que reconocemos nuestra individualidad a la vez que nuestra mutua dependencia de, en el orden de Dios.

 

Un beneficio inmediato de esta interdependencia es el que al buscar todos cumplir el mismo propósito de Dios teniendo cada uno nuestra propia identidad e individualidad, al trabajar en equipo aunando nuestros esfuerzos, disfrutamos de una MULTITUD DE CONSEJO que nos permita tomar decisiones mas seguras y como expresamos anteriormente, puesto que estamos en una relación de pacto e interdependencia, lo que uno hace afecta a todos para bien o para mal’ por lo tanto es necesario cubrirnos, exhortarnos, animarnos, y ayudarnos mutuamente, pero eso requiere un elemento sumamente especial e individual, al cual llamamos TRANSPARENCIA. Ese elemento, como su nombre lo indica es una actitud de vida de dejar que se pueda ver lo que hay dentro de mi, para que las demás personas puedan saber las áreas fuertes de mi vida y el don o los dones con los que pueden contar en su desarrollo, a la vez que las áreas débiles en las que deben ayudarme para que yo triunfe en mi vida y función, lo cual redunda en triunfo de todo el equipo.

 

Esa quizá, es la parte más difícil de nuestra relación de pacto, pues muchas veces el orgullo se ve afectado cuando se señalan áreas débiles o que necesitan ser corregidas, pues debido al pecado inicial del ser humano, el alma, que es controlada mas por emociones y sentimientos que por la verdad y realidad bíblica de las cosas, tiende a reaccionar defensivamente y justificándose; lo cual nos lleva al último aspecto de nuestros principios bíblicos que llamamos ENTRENANDO EL ALMA.

 

Así como Dios tiene un propósito eterno para todas su creación, en el cual la relación con el hombre es parte central e integral, en el desarrollo de nuestra participación con Dios y los unos con los otros, el entrenar el alma es la parte central e integral; pues, poniéndolo en una forma sencilla, es el alma la que rehúsa sujetarse a ese diseño de Dios de mutua dependencia y lucha por su independencia aún del mismo Dios. De allí que al considerar que la Biblia, desde el inicio de sus enseñanzas, nos presenta a un Dios tan interesado en cada detalle de su creación, velando que todo sea ordenado y bueno en gran manera, tenemos que llegar a la conclusión de que el crear el ser humano y ponerlo como el protagonista principal de esa creación, tiene un propósito claro, ordenado y bueno en gran manera, para ese ser.

 

Por lo tanto al mirar la condición actual de la creación y de su protagonista principal, el hombre, es obvio que no se están siguiendo las instrucciones y deseos de su Creador. También es lógico asumir que esa falta de cumplimiento al orden, plan y diseño del Creador, aunque al inicio surgió de una abierta y franca rebeldía a su diseño, en la actualidad, como el mismo manual del Creador La Biblia lo dice (Óseas 4:6), es por ignorar esos planes, ordenes y diseño de Dios.

 

Por consiguiente, ya que Dios se ha dado a la tarea de mostrar por medio de su sacrificio, su amor y su deseo de restaurar toda su creación y de establecer al hombre en una posición privilegiada de heredero y gobernar juntamente con El sobre ella, lo menos que podemos hacer es acatar su consejo y exhortación en escudriñar las escrituras para llegar al conocimiento de esa verdad que nos hará libres de la condición actual y nos mostrará los pasos a dar para prepararnos y estar equipados para cumplir todas esas buenas obras que Dios preparó desde antes de la fundación del mundo.